Ahora escucha tu silencio y deja atrás tu tendencia a hacer y planificar. Observa esa mente con su actividad incesante, observa el desasosiego de esos pensamientos y el clima que traen, su intento de mantenerte ocupado y sin descanso en ese lugar en donde siempre hay algo por lograr, perseguir, conseguir, tener…en donde nunca es suficiente, hagas lo que hagas, tengas lo que tengas, logres lo que logres.
Observa y atestigua ese desasosiego constante que te empuja a la acción aun si sigues sentado en tu silla elucubrando acciones futuras. Respira y entra en el silencio que se filtra entre los recovecos de la actividad incesante. No hay nada que lograr ni hacer. Recibe el presente tal como es, con sus sonidos y silencios, con las sensaciones que trae a tu conciencia.
Ahora sólo siente el silencio y deja que el silencio te guíe, allí encontrarás todas las respuestas que necesites y todas las decisiones que tengas que tomar. Permite que sea el silencio tu guía, tu presencia infinita.
Sólo permanece allí escuchando tu silencio. Es como abrirte a morir en cada respiración y disolverte en ese todo infinito del que formas parte y eres.
Ábrete a descender cada una de tus energías aquí, en un descanso que te traiga bendiciones, confianza, alegría y éxtasis de estar aquí en la Tierra, aceptación completa y felicidad. No hay otro lugar en donde debas estar, este es tu lugar, aquí donde estas ahora en este presente, en este preciso instante.
Ábrete al silencio que está por debajo de todos los sonidos. Cada sonido tiene su raíz en el silencio que es su misma base, su sostén. Descansa tus pies en Gaia, siéntete a salvo porque lo estás.
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